miércoles, 29 de febrero de 2012

...


Como un gato callejero, como un buscavidas sin dueño. Me siento perdida sin perder las uñas y dientes. Miro desde lejos lo que me conviene y voy sigilosamente, con mi cara de niña buena y las tetas bien puestas. Allí dónde soy bien recibida me dejo acariciar, hasta domar pero ando con cuidado y de vez en cuando, saco a relucir mi carácter, que si algo no me hace gracia no me rió, que si algo me parece incorrecto lo digo. Y no tengo dueño, ni quiero, los gatos callejeros no se dejan poner el collar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario